martes, 15 de abril de 2008

Los policías de Madrid avasallando

Ayer protagonicé una escena salida de la mítica serie El Halcón Callejero

¿No era que los policías existen para protegernos? ¿Para darnos seguridad y que podamos andar libremente por las calles de nuestra ciudad?

Pues parece que no; no sé todavía qué es lo que les enseñan en la academia loca esa de policía, pero hay más de uno que se le va la chaveta creyéndose un superhéroe.

Ayer íbamos caminando unos amigos y yo por el centro de Madrid, por una calle PEATONAL, cuando de pronto nos sobresaltó el rugir de unas motos que venían a todo trapo a nuestras espaldas. No nos dio tiempo a pensar qué podía ser aquello, porque todo fue muy rápido, pero si se hubiese congelado el tiempo y me instasen adivinar, nunca hubiese dicho que lo que venía era una banda de policías con complejo de macarras. Solo les había faltato un caballito, o un derrape, como demostración de poder motórico.

A ver si tenemos un poco más de cuidado, mis queridos policías. Supongo que no sería agradable cargar para toda la vida con la muerte de un civil que va andando tan tranquilo por la calle PEATONAL. Y no me estoy poniendo melodramática, no.

Es más, casualmente, el día anterior me habían contado un caso tremendo sobre policías descontrolados que atemorizan a la población. Y es que tanto uniforme y armas corrompe al más pintado. A lo que iba; un chico iba paseando por Preciados (qué casualidad, también es peatonal) con su perro. Inmediatamente, aparecieron raudos y veloces los protectores de nuestra integridad física, supuestamente para detener la actividad ilegal de los peligrosos negros que venden Cds en la calle. Y claro, no pueden ir caminando, o en bici, no. Van en moto, que si no es muy cansado apatrullar la ciudad, y da mucho más miedo. Los pobres negros salieron corriendo despavoridos con tan mala suerte que arrollaron al perro de este chico.

Creo que no hay nada más que añadir.

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